lunes, 4 de octubre de 2010

Introduccion a la comida medieval

La cocina y gastronomía medieval peninsular, al igual que ocurre con las artes o las ciencias, es una apasionante miscelánea de sabores, colores, olores y costumbres en torno a la mesa, gracias a la mezcla de culturas de la que disfrutábamos.
Se dice que la comida medieval era muy poco refinada. La falta de saber estar en la mesa, contrasta con sabores insólitos como la leche de almendras, el agua de rosas, el agridulce y el exótico encanto de especias olvidadas.

Comida medieval en casa

Ver imagen en tamaño completoPara empezar se tiene que olvidar de los platos, en su defecto utilizará hogazas de pan redondas abiertas por la mitad. Cada una de las mitades le servirá de plato donde colocar sus exquisitas recetas.
En el medievo no se utilizaban los cubiertos, así pues los asados se comerán con las manos y las sopas y potajes se servirán en cuencos y se sorberán.
La ensalada no debe trocearse, las hojas se presentarán enteras y bien aliñadas. El invitado la cogerá con los dedos.
Lo primero que se presenta en la mesa es la fruta, a modo de entremeses. Esto puede ser porque de este modo se facilita la digestión. Todavía hoy en muchos países se sirve primero la fruta antes que cualquier otro plato.
Puesto que no va a necesitar cubiertos sería conveniente que su invitado esté provisto de un delantal o en su defecto de una gran servilleta.
Una vez que termine la comida con la fruta, sopas, guisos, asados, queso, vino... el invitado necesitará lavarse las manos. La mejor forma es una toalla muy caliente o un cuenco con agua caliente y limón para eliminar los restos.
Se puede concluir con una queimada. Se trata de una bebida alcohólica que se flambea mientras se da vueltas hasta que el fuego se extingue. Puede acompañarla con galletas caseras provistas de cereales o frutas.
Si quiere sorprender a sus invitados anímeles a que acudan disfrazados a su casa, así estarán a tono con el ambiente que usted vaya a preparar. Los trajes pueden ser muy variados: caballeros, princesas, reyes, mesoneros, taberneros...
Para la decoración busque elementos que se identifiquen con la época del medievo: candelabros, escudos, lanzas... Esto ayudará a que sus invitados crean que son verdaderos aristócratas.
Puede escribir un menú para cada uno en una pequeña hoja a la que se le habrán quemado los bordes. Redáctelo en castellano antiguo, con cada uno de los platos. Para darle mayor verosimilitud, puede pedir a uno de sus invitados que haga de juglar y cante los paltos al resto de los invitados. Así se sentirán envueltos por la magia de la Edad Media.
Para que la cena o comida no resulte aburrida puede amenizarla con juegos malabares, trucos de magia o juegos astrológicos, muy populares en la época. También puede invitarles a un duelo de caballeros para salvar a la princesa. Por supuesto, con espadas de plástico.

Comidas Religiosas

La religión en la Edad Media era el eje principal, así que no se debe olvidar la influencia que ésta pudo tener en la gastronomía de la época. Algunas de las reglas impuestas por la Iglesia eran comer ligero, sin grasas el miércoles, el viernes y el sábado; las vigilias de las festividades y naturalmente durante la Cuaresma, lo que significaba sustituir la carne por el pescado, la leche animal por la de almendras y las grasas animales por las vegetales.
Las recetas medievales que han llegado hasta nuestros días reflejan la cocina de las clases altas, ya que las de clases populares no han quedado por escrito. Por ello todos los platos que se disponen se refieren a una cocina aristocrática y burguesa.

La Sopa

Esta época supuso el triunfo rotundo de la sopa. Tenían ollas, potajes y caldos elaborados con habas, huevos, guisantes, calabaza, hinojos y, sobre todo, arroz. Se sazonaban obsesivamente con canela, jengibre, azafrán, ajos o agraz.
La sopa dorada era un plato típico que consistía en hacer tostar unas rebanadas de pan, agregarles una salsa a base de azúcar, vino blanco, yemas de huevo y agua de rosas. Una vez bien empapadas, se freían y se agregaba nuevamente agua de rosas; espolvoreándolas con azúcar y azafrán.

viernes, 1 de octubre de 2010

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En la Edad Media, la gastronomía se caracterizaba por una búsqueda constante de sabores, colores y combinaciones. La cocina medieval era un arte que necesitaba de mucha dedicación y de mucha inventiva ya que la viandas se reducían casi exclusivamente a carnes asadas en grandes llamas. Por ello, en sus grandes banquetes realizaban enormes cantidades de platos con la superposición de los sabores agridulces, el uso del azúcar y el de las especias. Entre los condimentos el preferido era el trío: queso, azúcar y canela; y entre las carnes más habituales procedían de los cuadrúpedos y los pájaros.  Los presentaban revestidos de su  piel o  plumaje, decorados con oro o rellenos con  animales vivos más pequeños.

La Fruta

Las frutas frescas eran muchas y muy variadas. Entre ellas se podían encontrar: moras, higos, uvas, cerezas, ciruelas, sandías, melocotones, manzanas, melones, naranjas, limones, aceitunas, peras, membrillos, granadas... La función dietética de las frutas era estimular, laxar y estreñir. Los frutos secos eran menos variados: almendras, avellanas, castañas, nueces, piñones y pistacho.
Muchos de los alimentos del medievo pueden encontrarse hoy en día; sin embargo, alimentos que hoy son comunes y cuyo origen se encuentra en América -como el tomate, las papas, la pimienta, el choclo, el café- aún no eran conocidos.